Sobre la arena de la playa,
dibujo el más bello corazón
jamás pintado.
Tan perfecto,
como lo feliz que fui a tu lado.
tan limpio,
como el anhelo
de hacerte mi amado.
Tan cristalino
como lo que siento por tu ser,
y tan transparente
como el deseo de ser tu querer.
Sobre la arena de la playa,
el calor del Sol se convierte en mi aliado:
siento que no me has abandonado.
Gracias a él, tus abrazos y besos dados,
aquellos vehementes recordados,
aparecen en mí para revivir
Lo feliz que fui a tu lado.
Sobre la arena de la playa,
la brisa toca mi cara,
sobrescribiendo tus caricias dadas.
Acercando tu olor,
Aquel que de amor impregnamos,
El mismo que durante un año,
Tú y yo respiramos,
El que ahora me dice
que eres tú quien se ha marchado.
Sobre la arena de la playa,
El cantar de las gaviotas,
Me despiertan de mi letargo
Y en un santiamén,
Se dan cuenta de mi pecado.
Para luego pelear
Por haber tropezado,
Por haber olvidado
Los valores que desde niña mis padres me inculcaron.
Oh, estridente Sol,
Seca de mi corazón
a ese amor profanado.
Seca sin dolor
ese sueño dejado,
y hazme disfrutar del amor
que frente a mi casa se ha aparcado.
Suave brisa del mar,
Llena a este corazón
De una nueva ilusión,
Haz que aprecie con valor
Lo que Dios le ofreció.
Y tú; tú, arena pura y cristalina
de esta playa hermosa,
Deja sin dolor a esta niña
Que sobre ti reposa.
Y vuelve a llenar de ternura
A una mujer honrosa.
María Carolina Suárez
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